En el momento que decidimos tener un hijo, los pensamientos y expectativas no se acercan mucho al sentimiento real de concebir un bebe. Intentamos dos meses, al final, uno realmente en serio, así que aunque suene divertido «me tomó por sorpresa» la prontitud de la concepción! Mucho que asimilar y mucho que preguntar. Para eso pensé yo que servirían los 3 o 6 meses que íbamos a pasar intentándolo, HA!
Empiezo este diario con 21 semanas y aún no logro entender el razonamiento de algunas de las mamas que conozco quienes más que desear más hijos añoran volver a estar embarazadas, cada ser es único definitivamente; mi maternidad, ya la atisbo muy mía. Anhelo a mi bebe ya en brazos, el embarazo, al mismo tiempo, con tantos cambios se me hace poco atractivo y ciertamente por ahora no me dan ganas de repetir. Eso sí, sentir los movimientos del bebé es lo máximo!
Mi felicidad, que no es poca, se topa cada día con mis razonamientos, que tampoco son escasos. Cuando sabes que vas a ser mamá pasan por la mente millones de cosas que no son del todo bellas e inspiradoras, me he encontrado con pensamientos de retracción, me cuestionaba si había sido buena idea la decisión de tener un hijo, «si tal vez no era más sensato seguir ese instinto de siempre de no responsabilizarme de mucho y vivir por mí y para mí». Me agobiaba, un poco la verdad, no estar desde los primeros días haciendo un buen trabajo, estando llena de entusiasmo, de alegría sin parar y con mentalidad positiva, ¿qué le vamos hacer? Cada uno es un mundo. En este punto pienso que es fundamental el apoyo de la pareja, para darte esa palmadita en la espalda junto con un análisis objetivo de cómo cada quien asimila las cosas a su manera y lo normal que resultan estas dudas y miedos durante esta etapa de tu vida. Que no sentir cosas bellas todo el embarazo no te hace mejor o peor madre.
Una de las cosas más interesantes que analizo ahora, es la manera como las personas a tu alrededor responden a la noticia del embarazo, es innegable que te genera cierta satisfacción saber la felicidad que vas a dar con la noticia y cómo en cierta forma esto te hace feliz. Eso sí, en el momento en que la respuesta por parte de la gente, en especial de los seres queridos no es como lo esperamos nos cuesta asimilarlo. En mi caso la respuesta de algunos fue tan eufórica que pensaba, «pero… A ver, ni yo siento tanta alegría». Sin embargo, al paso de los días empiezas a comprender una vez más que cada ser humano es un mundo y que mucha o poca euforia al momento de la noticia es parte de esta realidad, que la felicidad de un bebé es infinita para cada uno de los familiares. Vale aclarar que en nuestro caso particular, no deberíamos juzgar la reacción de muchos, ya que hasta aquel momento habíamos negado la posibilidad de tener hijos, así que, ¿qué esperábamos? ¿saltos y gritos? Pues obvio no, tan sólo una cara de sorpresa y un «ahh, felicidades» o «enhorabuena» tartamudeados del shock…
De las cosas más lindas que he experimentado, «la primera ecografía». Yo este momento lo llamo el antes y el después, hasta la semana 11 nadie realmente me había confirmado que un
ser estaba creciendo dentro de mi, lo sabia, pero no existía prueba científica de que esto fuese así, y yo necesito de pruebas, ver para creer, esa soy yo! Así que cuando llego al médico la primera vez, me acuesto en la camilla y empieza a aparecer esa criatura en una pantalla a mi derecha, luego de repente escucho los latidos de su corazón, y ahí es cuando piensas, «mierda, ahí esta, voy a ser mamá». A partir de ahí sólo vi lo maravilloso de ese pedacito de ti que esta formándose dentro y que es capaz de producir tantos sentimientos encontrados, el más fuerte claro esta es el de felicidad.
Somos dos, así que cómo, camino, me duermo, práctico Yoga, me paro, me siento siempre pensando en los dos. Por ahora compartimos un sólo cuerpo, así que me es imposible no pensar en mi también, lo que hago, cómo lo hago, lo que como, cómo duermo, etc. Y claro, hay un tercero, mi pareja que según avanzan estas líneas asoma con poco protagonismo, pero, quien es la pieza fundamental en este proceso. Obviamente, hemos concebido al bebe los dos, es el apoyo y el amor más grande que tengo desde hace 6 años y quien sé que vive toda esta experiencia igual de intensamente y seguro que muchas veces ¡con mayores emociones que yo!
Me empiezo a informar de ciertas cosas, compramos el primer libro sobre embarazo y cómo ser padres. Antes de quedar embarazada, cuando tomamos la decisión, ya nos habíamos documentado con un par de libros de la biblioteca, necesitábamos saber de alguna manera lo que se venía encima. En general, pienso que me he documentado poco, no he comprado ni una revista, aunque he leído varias con artículos muy interesantes, no me he leído el primer libro sobre el tema, completo. No me quiero llenar la cabeza de información innecesaria o demasiado avanzada. Al final me he ido poniendo al día, sobre todo a base de leer artículos y Blogs, es lo que más me apetece.
De las cosas más anheladas, «la segunda ecografía», aquí nos enteramos del sexo y nos enteramos ya con certeza que todo está bien, el bebé se desarrolla con normalidad. con respecto al sexo, yo quería niña y muy al principio ¡me soñé que era una niña! Sólo necesitaba confirmación, y ¡es niña! Todo está bien, esta vez se ha visto mucho mejor todo su cuerpecito, hemos analizado órgano por órgano, sus riñones, su hígado, el corazón, la espina dorsal, el cerebro, las articulaciones, manos, pies, dedos, boca, nariz… En fin es alucinante tanta belleza. ¡Te esperamos con ansia loca Martina!.
Escoger el nombre, de lo más divertido, especialmente cuando ya lo tienes y la gente se explaya con una lluvia de nombres, pensando tal vez que tomas nota de sus candidaturas, y pues, no ¡se escuchan unas cosas! Es algo muy intimo de los papas, a pesar de que algunos tengan en cuenta algún candidato al final la decisión será la que más les guste a los padres y punto. Me asombró cómo se sorprenden las personas cuando confieso que el nombre está elegido desde casi antes de quedar embarazada, que puedo decir, era algo súper importante para mí, así que darle un nombre fue algo que empezamos a pensar hace mucho tiempo. No es tarea fácil cuando deciden dos, en mi caso mi pareja no es de las que le gusten las decisiones unilaterales, ¡tiene que haber consenso! Así que casi no lo logramos, todos los nombres propuestos por uno al otro no le gustaban. De niña, sin embargo, siempre hubo más opciones, de niño, la verdad fueron muy pocos los que nos gustaban. Al final, el nombre quedo decidido por consenso, mi elección de toda la vida si era niña, «Manuela» (por mi papa, Manuel) no fue votado a favor, pero la segunda opción si, «Martina» que personalmente me encanta, además es el nombre de la abuela paterna de Dani, una mujer muy especial y querida por todos, y finalmente su raíz es muy interesante: femenino de Martín de origen Latín que hace alusión a Marte que en la antigua Roma era el dios de la guerra. Está bien escogido el nombre, gusta, tiene un valor sentimental y familiar, y su origen es interesante: guerrera.
Un tema importante en mi embarazo ha sido desde el primer día, mi alimentación. He sido muy estricta con la comida, aclaro que, más que preocupada por el peso me apura la calidad de la alimentación, los nutrientes. Sólo como saludable, lo cual se ha ido modificando, ya me doy más (muchos más) caprichos, la verdad hasta cierto punto ya me aburro de lo sano, sin embargo, no dejo de comer bien. A diez días de dar a luz he subido 10 kilos, me siento estupenda dentro de lo que cabe, aunque no pude evitar una bajada de hierro (las carnes rojas, poco). Doy por sentado que el tema de las comidas es de las cosas que si miro atrás han modificado más mi vida durante e
l embarazo. Desde hace un par de años como bastante más saludable, si lo comparo con hace 10 años que comía 50% comida preparada y 50% comida rápida.. Ahora, la rutina que hay que llevar para comer bien no es complicada, pero para comer súper bien porque estas embarazada esto es lo que realmente ha cambiado mi vida, ¿Porqué? ¡Hay que cocinar mucho más y variado! y aunque lo llevo haciendo ya varios años y confieso que no se me da nada mal, me aburre, no es mi actividad favorita en el mundo, al día de hoy paso gran parte de mi día metida en la cocina. Mi imaginación en la cocina aunque es saludable es a veces poco variada, ¡es que no me llega la inspiración! Durante mi embarazo mi tarea ha sido que la inspiración «me llega porque me llega» así que, desayuno, almuerzo y como de menú, literalmente llevo un calendario con las comidas de cada día, esto sirve para variar y para no gastar más neuronas de las que debería cada día pensando ¿qué cocino hoy? Entonces, me ha cambiado la vida porque la cocina ha sido siempre un lugar de paso, y hoy es mi segundo hogar. Lo intento llevar lo mejor posible ¿Cómo? Pienso en Martina, en el banquete que se va a dar, luego pienso en mi, en que comeré rico una vez más, con productos frescos y nutritivos, no me subiré mucho de peso, Dani también comerá bien y me alabara la receta (ayuda al autoestima) y por último, un poco de música, la que me apetece según el «mood» del día, usualmente es chuchu-chucu a todo volumen, así, cocino, canto y bailo al mismo tiempo haciendo el ratico más ameno!
Los cambios, emocionales, hormonales y en general físicos es algo unique en este proceso, en mi caso no siento muchas cosas, hambre es lo más. Al principio, muchos dolores de cabeza, algo que después del nuevo tamaño de mis pechos, me ha parecido lo más terrible del proceso. Vivo mi embarazo con mucha objetividad, así que al margen de la ilusión, me parece que los cambios y cohibiciones que se afrontan no son para pegarse un viaje por las nubes, ni para sentirme como en un cuento de hadas, es una perspectiva muy mía y sé que muchas mamas saltarían de la silla con mi comentario. Me jode no poder comer jamón serrano, fuet, chorizo ibérico, sushi crudo, tomar cañitas, ni un buen vino con la comida, salir de copas con los compis, ni poder tener la agilidad que solía tener! Es pasajero lo sé, pero jode¡ a que si! Por otro lado, no lloró por todo, no he tenido muchos antojos, no estoy cansada día y noche, ni me da sueño todo el día, eso es un «plus», no camino con la sonrisa en la boca sintiéndome súper especial, pero soy feliz y la ilusión es indescriptible, es todo lo que puedo decir.
A medida que avanza el embarazo, las cosas no se ponen más bonitas, sólo la barriguita, y los movimientos del bebe que es algo que disfruto montones. El dolor de espalda, a veces, el estreñimiento, a veces, las manos torpes, siempre (todo salta de las manos a partir del octavo mes cuando agacharte es complicado), la fatiga por falta de hierro, la digestión lenta…. En fin, tantas cosas que no se cuentan y que solo se viven de manera personal. Puedo concluir que mi embarazo ha sido bastante bueno si lo comparo con la experiencia de otras mamas que han tenido nauseas, mareos, vómitos, retención de líquidos, etc… No se me ha hinchado nada, no nauseas, no vomito, no retengo líquidos y duermo bien en las noches. En fin, que ¡genial! Las cosas menos positivas seguro que pasan y se olvidan. Me queda una semana y ya siento un poco de agobio u nervios, me cuesta caminar y ya ninguna posición es realmente cómoda. Ya les contaré qué tal me fue dando a luz, seguramente otra experiencia única que «pasa y se olvida», sino nadie explica porque las mujeres repetimos…

P.D: Martina se adelanto 5 días, así que solo espere 2 días después de escribir este post, 🙂